Cuando se quisieron dar cuenta el cometa Halley ya había pasado, decidierón encontrarse de nuevo, esta vez con la certeza de estar el uno junto al otro hasta llegada del próximo, aún a sabiendas que quizas nunca lo verían.
En tan larga espera que habian permanecido separados se perdieron muchas momentos, tantos como noches de San Juan sin poder mojarse a la orilla del mar, el Manhattanhenge que les hubieran gustado por lo menos ver una vez en la vida e infinidad de lunas llenas en noches vacias.
Era un atardecer del mes de Junio, de esos días en que el sol nos premia con que el día se alargue pero no aprieta para hacernos mas placentero el encuentro, Romeo estaba nervioso, eran muchos años y las arrugas ya marcaban los surcos de su frente, había pasado de ser el tímido adolescente a un chulito de barrio con fachada de pirata malo
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